domingo, 3 de abril de 2011

10 dias

Ya han pasado mas de diez días desde que vi a Santiago y me desestabilizó completamente. Como la vez anterior y la vez antepasada, me alegré, me puse triste, lloré, maldije, lo odié... luego de completar el aro de fuego, me viene una especie de sentido de supervivencia que no logro explicar bien. Supongo que es el rebote de sentirme tan mal que me impulsa a buscar alguna forma de sopesar el hecho que cada vez que pienso en lo que fuimos sienta que caigo en un agujero negro.

Santiago fue malo conmigo. Fue un maldito desgraciado. Y no me quiere. Nunca me quiso.
Esa es una lección que nunca voy a aprender.

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