jueves, 28 de julio de 2011

Verdades Absolutas (esperando ser mentiras verdaderas)

El interés que un hombre tiene en una chica es inversamente proporcional al interés que dicha mujer demuestre en él. Hay hombres que en el momento en que una demuestra alguna suerte de empatía, corren en dirección contraria. No es su culpa, está en sus genes tanto como dejar la tapa del inodoro levantada o no bañarse varios días seguidos.

martes, 12 de julio de 2011

La costumbre de mandarte a la mierda

Hace algún tiempo un grupito de amigas de la universidad me hicieron una perrada. Para ellas no fue la gran cosa y hasta parece que se ofendieron cuando les hablé sobre eso, no en el ánimo de reclamarles nada, sino como para ventilar lo mal que me hicieron sentir. Es algo que me recomendaron y que estoy poniendo en práctica últimamente: enfrentar a la persona que te hizo algo, decirle lo que piensas y desahogarte. Se sintió mejor, aunque ya sabía que ellas no iban a disculparse. 

Ignoraron el hecho y siguieron mandando mensajes a mi correo para instar una reunión a la que no confirmé ni pienso ir de ninguna manera. 

Hay tres cosas que pueden ocurrir cuando le aclaras algo a una persona, un amigo casual o conocido:
1. Que se ofendan, que se hagan las víctimas, que se pongan a llorar; que reviertan los papeles, que te vuelvan el victimario en vez de la víctima. 
2. Que se pongan violentos, que nieguen todo lo que te hicieron, que te acusen de irracional o exagerada.
3. Que ignoren todo el asunto y actúen como si nada ha pasado (esto lo hace la gran mayoría). 
4. Que se disculpen. (Muy rara vez, es más si te encuentras con una persona así, bien por ti). 

Yo pienso que estoy mejor así, sabiendo de lo que ellas son capaces. Si bien me afecta un poco socialmente, si lo pienso bien, puedo recordar varios momentos en los que quedamos para salir y simplemente nunca confimaron, las veces en que me dejaron colgada con algún concierto al que habíamos quedado en ir, las veces en que no me contestaron llamadas y etc. 
¿Para que tener amigas así? 
Prefiero quedarme con mi autoestima.

jueves, 30 de junio de 2011

Suprimiendo malos recuerdos

¿Creen que sea posible recordar solo lo bueno, o al menos, más cosas buenas que malas?
Ayer me preguntaba esto porque hablaba con una amiga sobre estas cosas, y que tanto influencia recordar cosas malas constantemente en la actitud que tenemos hacia los demás. 
Claro que influencia un montón. 
Si yo me pongo a recordar todas las cosas malas que me han hecho mis amigos, familiares, compañeros de chamba, etc., pues terminaría siendo una persona bien solitaria. 
Que recuerde o no esos momentos que me afectaron en el pasado depende de mi estado de ánimo, pero vamos, el estado de ánimo es una cosa terrible. Por lo que a mi respecta al menos, mi estado de ánimo es algo que tengo que controlar constantemente, como una especie de fuerza sobrenatural que me maneja y que tengo que apaciguar con mi razonamiento, con la lógica, con el "mejor deja pasar esto y no te embarques en algo de lo que te vas ha arrepentir". 

Algo de lo que me di cuenta últimamente es que muchas veces entro a un lugar, digamos una nueva chamba, y al menor problema pienso que no le caigo bien a mis compañeros. Supongo que me tomo las "ofensas" muy en serio o soy increíblemente rencorosa. No sé. Pero si voy por la vida pensando que todos están en mi contra me va a ir muy mal. 
Me di cuenta de esto porque en este último trabajo que tuve debo haberme quejado con mis papás unas diez mil veces sobre lo que pasa en la oficina, sin embargo, a sorpresa de ellos que alucinaban a estos fulanos como unos basuras totales, me celebraron mi cumpleaños (me compraron una torta y me invitaron a comer), y cuando dije que me iba me organizaron una despedida, que también fue invitación (no pagué nada) y me insistieron para que me quede. 
Mi mamá me dijo sorprendida que por lo que yo le contaba parecía que no iban a celebrarme nada. 

Por otro lado, hace poco celebré mi cumpleaños y un grupo de amigas de la universidad con las que contaba, que me aseguraron que iban a ir, no fueron y ni siquiera me llamaron para pedir disculpas o inventaron una excusa tonta. Ninguna. Ya no les hablo, porque me pareció una perrada bien fea de parte de ellas. Sobretodo porque yo si hice el esfuerzo de ir a sus cumpleaños, y es más, hasta medio organicé a la mancha para ir al cumpleaños de una de ellas. Todo eso, para que me plantaran MAL. 


¿Entonces que pasa? ¿Soy otra tarada autodestructiva? ¿Veo todo a través de un filtro de negatividad? ¿O es que hay ofensas que sí vale la pena tomarse en serio? Lo de mis amigas de la universidad también podría pasarlo por alto, pensar que así son ellas y hacerles lo mismo cuando me salga un plan mejor que andar con ellas, pero ¿No es mejor andar con gente que se toma la molestia de comprarte una torta y hacerte una despedia que de un grupo de cojudas que no te toman en cuenta ni siquiera para estar un par de horas contigo en tu cumpleaños? 

martes, 28 de junio de 2011

Charlie

A Charlie lo conocí en la universidad. Al principio me caía mal. Me parecía un escandaloso, un tipo que necesitaba ser el centro de atención todo el tiempo, un figuretti y eso me jodía. Físicamente es igualito al Jesse Pinkman de Breaking Bad, la serie de axn, aunque estoy segura que debe ser más alto. No me di cuenta al toque, pero lo miraba tratando de ver a quién me hacía recordar. Ahora cada vez que veo una propaganda de esa serie me acuerdo de Charlie, lo cuál es terrible. 

Como decía, al principio me caía mal, pero la primera impresión no interesa en casos como estos. El día que lo conocí justo estaba terminando de arreglar mi tesis y vivía pegada a una de mis asesoras que sabía bastante del tema que estaba tratando, para darme el último empujón que necesitaba para acabarla. De pronto Charlie apareció de la nada. Me intimidaba su presencia, pero supuse que era uno más de los alumnos que buscaba a mi asesora y se iría pronto. Vino ha hablarle, interrumpiendo lo que estábamos conversando y eso me jodió aún más. Era un gritón de porquería y hablaba con ella como si yo no existiera. Tenía ganas de golpearlo con mi rollo de planos y que se largara. Luego de un rato de soportar su barullo interminable, mi asesora tuvo un descanso para presentarme. En ese momento ella me estaba diciendo que viniera a uno de sus cursos en la universidad como alumna libre, porque yo estaba interesada y era una buena forma de empaparme de tema. Charlie me saludó y dijo que a él también le interesaba y que iba a ir como alumno libre también. 
Me sorprendió que dijera eso, pero pensé que me daba lo mismo. En ese momento solo me interesaba acabar la tesis y nada más.   

Así comencé a frecuentarlo, pero todavía con dudas sobre que cosa tramaba. 
Primero que nada, el tema del curso no era su tema propiamente. El también era tesista, pero no tenía mucho que hacer ahí. Supuse que lo único que le interesaba realmente era estar cerca de mi asesora y sobonearla todo lo que pudiera para sacarle información. 
En algún momento toda esa mala vibra que le tenía fue cediendo. No sé cuando fue, uno nunca sabe en casos como estos. Mientras lo seguía tratando me veía tratando de escucharlo para tratar de tener una mejor idea de quién era. Tenía unas ganas inmensas de ponerle una etiqueta pero todavía no la encuentro. Supongo que tipos como Charlie no se conocen aquí muy seguido. Ya no me resultaba tan desagradable como al principio, pero habían ciertas cosas que me llegaban de él. Primero, que se alucinaba de izquierda, cosa que a mi me llegaba. Digo, hay que tener conciencia del país donde vivimos, pero él llevaba esas ideas a un extremo ridículo. Para empezar, tenía esta idea del campesino como un ser puro y limpio que no era capaz de hacerle nada a nadie, y que solo es corrompido por gente que viene de la ciudad. Carajo, cada vez que hablaba esas huevadas tenía ganas de tirarle un balde de agua, pero como me había comenzado a caer bien no le ponía mucha oposición. 

Ya para cuando llegamos a mitad de ciclo me encontraba riéndome de las cosas que decía (las cosas graciosas que decía, digo, no riéndome de él), de sus ocurrencias, y hasta su forma de ser, gritona y escandalosa, me parecía linda, agradable, algo encantadora. 
¿Que mierda me pasaba? 
Yo solía odiar a tipos como Charlie. Siempre, desde que me acordaba los había evitado. Hay algo engañoso en ellos. Suelen ser tan accesibles, amables, simpáticos, graciosos. Todas esas cosas hacen que nos agraden, pero al mismo tiempo, esas cosas hacen que atrapar su atención sea casi imposible. Son personas imposibles de retener, de aguantar, siempre tienen que estar al centro de todo, estar aquí y estar allá. 
Por eso yo odiaba a tipos como Charlie y siempre trataba de relacionarme con fulanos tranquilos, chicos buena gente, algo pavos, como Santiago. Claro que al final no me fue muy bien con esa estrategia. 

Me imagino que siendo Charlie tan opuesto a Santiago esa fue la principal razón por la que me comenzó a gustar y a sentir otra cosa que simpatía por él. Desde todo lo que me había sucedido con Santiago me prometí buscarme a alguien que no se le pareciera en nada y de pronto estaba sentada al lado de la personificación de "no soy nada parecido a Santiago, ese hijo de puta" riéndome de sus cosas, tratando de agradarle, de arreglarme un poco más cuando sabía que iba a verlo, de darle alguna suerte de señal de que me gustaba más que como un simple conocido. 

El cerebro de las mujeres funciona de maneras extrañas. Me gustaba Charlie, me veía muchas veces en momentos donde no tenía que hacer ni en que pensar (como viajando en transporte público) pensando en él, que estaría haciendo y más importante aún, como me gustaría agarrármelo mal, hacer que se le doblen las piernas, que no tenga idea de donde está ni como se llama. Así había cambiado radicalmente mi manera de verlo. Pero por otro lado, a la par de esa idea pornográfica que tenía de él, había una voz en mi cabeza que me hacía recordar que Charlie no tenía intención de tener nada conmigo. Digo, en lo que a respecto a mi "manual de como entender a lo hombres" él no había hecho nada que significara definitivamente que algo podía pasar entre nosotros. 

Charlie es un tipo sociable, si bien se me acercaba ha hablarme, eso podía ser parte de su naturaleza y ya. También pensé en el hecho de meterse en un curso que no era su tema y que además era el lunes a primera hora (que significaba levantarse muy temprano para asistir), pero siempre regresaba a la idea que debía ser más por estar en contacto con mi asesora que conmigo, ya que hacía lo mismo con otros cursos. Y luego, algo que me sacó de quicio totalmente, un día me mando una chequeada mal, una de esas escaneadas de pies a cabeza que suelen hacer los hombres. Bueno, finalmente eso no quiere decir nada, me decía a mi misma, eso solo quiere decir que no es maricón y punto.

Luego de un tiempo pensé que debía hacer algo para acercarme más a él. Mi asesora tiene un grupo en el facebook para anunciar cosas del curso. Ahí estaba Charlie, y un día se me ocurrió agregarlo a mi facebook. Primero pensé que no aceptaría, pero luego lo hizo. Luego pensé que eso tampoco significaba nada, y pero que ayudaría de alguna forma a estar mas cerca. Y en eso vino lo peor. 

Un día vino al curso y dijo, a mi asesora, que se iba. ¿Que se iba a donde?, pensé. Le habían dado una beca de cuatro meses en Chile y se iba dentro de tres. Eso me destruyó el cerebro. En mi ilusa cabeza había pensando que en lo que iba del curso podía trabajar más ese acercamiento y ahora venía Charlie a ponerle fin, en una fecha que no me imaginaba para nada. 
Ahí fue donde definitivamente tuve que sentarme y relajarme. Estaba volviendo ha hacer lo mismo que con Santiago, a obsesionarme por detalles ínfimos, a creer algo que no existía. Charlie no tenía planes conmigo, ni siquiera de un one night stand, ni siquiera de un maldito revolcón antes de irse a su puta beca de mierda. 

Nada, y eso era probablemente lo único que quería de él. Un simple momento de liberación, un orgasmo al paso. Y ni siquiera eso podía tener. 

Charlie se iba, se acortaban los días, las semanas pasaban y yo sólo seguía descubriendo que me gustaba más y más. Un día me tocó el brazo y me pasó una sensación de electricidad por todo el cuerpo. En serio. Era una cosa inaudita. No me sentía así en mucho tiempo y me estaba matando saber que no podía ni siquiera tenerlo por un rato, ni siquiera podría agarrármelo, mucho menos tirármelo. 

El día que se fue casi ni lo anunció. Simplemente me preguntó que pensaba hacer en estos meses. Dijo que iba a regresar a la universidad, de repente meterse en otro curso. Yo le dije, a secas, que no sabía que iba ha hacer, porque ya tenía que sustentar mi tesis y probablemente ya no regresaría a la universidad de nuevo. Así de tajante fui y me despedí de el con un beso (en la mejilla) y un hasta pronto, ojalá nos vemos de nuevo, cosas que la gente dice cuando se despide. 

A veces me acuerdo de Charlie y fantaseo que me lo encuentro en algún bar en una de mis incursiones barranquinas, que nos tomamos un trago, que no nos decimos nada significativo, pero de pronto ya sabemos que cosa quiere el uno del otro, que agarramos con furia y que terminamos tirando en su casa o en la mía, da igual, pero que es justo lo que queríamos, que tenemos eso, ese encuentro que no se sabe a donde va a llevarnos, pero que es la liberación, la que tanto ansío después de tanto sufrimiento desmedido, después de tanto andar y andar sin encontrar nada.

Es una lástima que cuatro meses sean tan largos y que la vida sea tan perra. 


La red


Esta es otra de mis teorías: Todos tenemos redes.
¿Que es esto de La Red? De una u otra manera, nos demos cuenta o no, atraemos a una cantidad determinada de personas que nos encuentran atractivos por cualquier razón: física, emocional, intelectual. (digamos que prima lo físico muchas veces, que luego lo emocional e intelectual ya viene con el trato diario). 
Esta atracción es lo que a mi me gusta llamar "La red", que equivale a una red de pescador donde caen estos peces de todo tipo, unos que nos gustan más, unos que nos gustan menos, unos que no nos gustan para nada, unos que nos mueven el piso, en fin... La red se amplia basada en que tanto ponemos de nuestra parte para ser personas atractivas al sexo opuesto, desde arreglarse más a la hora de salir a la calle, hasta tener más tema de conversación, o simplemente ser diferente al resto. 

Cualquier cosa vale, y depende del medio donde te encuentres como para que te las arregles para tener tu red mas llena. Es decir, si trabajas en casa tu posibilidad de llenar tu red es más pequeña que si trabajas en una oficina de mas de 15 personas. Aunque eso no siempre es de acuerdo a la regla, creo que el lugar donde chambeas siempre desempeña un rol importante a la hora de llena tu red. Si viajas bastante es más probable que llenes y vacíes tu red con regularidad, por lo mismo que no estás ubicado en un lugar/espacio/territorio determinado por mucho tiempo y puedes tener mas relaciones casuales (no necesariamente promiscuas). 

Un factor importante es que muchas veces puedes tener tu red llena de gente, pero simplemente no te interesa llegar a tener relaciones con ninguno. Esto puede deberse a que te has empeñado con un "pescado" en específico (llamémosle Santiago, just because) y no puedes soltar ese recuerdo dulce/amargo que te está jodiendo la vida sexual. 

Otro factor interesante es de hecho no haberse fijado en ningún pescado en particular manteniendo la red llena de pescados pero nunca ligar con ninguno. Esto quizá se deba a que ninguna te gusta demasiado. 
Un consejo en ambos casos: elije al que te parezca más apetecible (tu elije que características encuentras apetecibles) y mándate. La vida es una y no tenemos 25 años toda la vida. Aprovecha y no te arrepientas nunca. 

Ahora, suficiente con tantas huevadas. Vamos al grano. 
¿A quién tengo en mi red últimamente? 
Eso ya es tema del próximo post.


Razones por las cuáles las mujeres odian los videojuegos

Estadísticas basadas en un estudio realizado por universidad de prestigio todavía por determinar.

domingo, 26 de junio de 2011

Sin estrategia

Cuando leo esos libros empresariales tipo Padre Rico Padre Pobre (no porque quiera, sino por que a algún profesor de gestión se le ocurrió que el libro es genial e imprescindible) me imagino que uno tiene que desarrollar estrategias de sobrevivencia en la vida. Todos lo hacemos de alguna forma, de manera inherente... ¿O no? 
Yo la verdad que siempre he tenido la certeza que las cosas me caen casi por suerte, que hay una especie de ángel guardián que hace que la gente me encuentre agradable, porque difícilmente siento que haga méritos para que los demás se acuerden que existo. 
Sé que suena a que tengo, no sé, como que no mucho amor personal, pero la verdad es que siempre dejo las cosas pasar, como si siempre tuviera una segunda oportunidad para hacer las cosas. 
Realmente siento que debe ser desgano, flojera, o una forma de evadir mi responsabilidad.

Por ejemplo, puede que me agrade un chico, que me guste tanto como para pensar que puede ser algo más, pero es tan grande mi desgano por hacer algo que casi siempre espero a que él de el primer paso. 
De repente porque ya sé que implica todo eso: otra vez embarcarme en esa montaña rusa emocional de no saber que trama la otra persona. 

Por eso no tengo estrategia, no sé decir cosas coquetas, no sé planear mis movimientos, no sé nada. Solo camino como una perdida por ese gran laberinto esperando no toparme con la misma piedra dos veces. 

martes, 21 de junio de 2011

Como saber que estás abusando del PS3

1. Cuando comienzas a jugar cuando hay luz de día y terminas de jugar ya es de noche.
2. Cuando paras de jugar cuando tu mamá te grita parada frente al televisor que la casa se está incendiando.
3. Cuando miras tu muro de facebook y tus últimos cinco actualizaciones tienen que ver con compras en el playstation store o trofeos ganados en juegos.
4. Cuando haces amigos bailando en el central plaza del playstation home y hacen planes para ir al bowling virtual.
5. Cuando tu vida virtual es más interesante que tu vida real.

SUELTA EL CONTROL Y PÁRATE DEL SILLÓN AHORA.

Vacaciones

Ayer me despedí definitivamente de mis co-workers. Renuncié, como siempre, cuando todavía me piden que me quede. Nunca me quedo hasta agotar todas mis balas, siempre me voy con la frente en alto y cuando la gente todavía me necesita. Supongo que me gusta esa sensación.

Eso y que además ya no soportaba seguir trabajando más.

¿No les pasa que a veces necesitan tener un momento para respirar y ordenar su vida?
Yo lo necesito urgente.

Estas son mis vacaciones. Probablemente las primeras desde que empecé la universidad.
Una mierda ser tan chancona, eh. Nunca lo intenten. Agota un huevo.

Esta canción la escuché manejando por última vez de la oficina a mi casa. Me quedó como anillo al dedo.

domingo, 19 de junio de 2011

Me importas, no me importas

¿Superar? Yo siempre me he preguntado que cosa significa superar algo. ¿Cuando uno sabe bien cuando se superan las cosas? ¿Cuando ya no te importan? ¿Y que significa que no te importe? ¿Que ya no te de un salto el corazón cuando sabes algo de esa persona que tanto significó paa ti?
Pasó un buen tiempo antes de que vea de nuevo a Santiago. Nuevamente me lo encontré, un dia que sali con unas amigas a bailar. ¡Ni siquiera había pensando en la idea de encontrármelo! Hace tantos días que me había perdido en las horas de trabajo y las miles de cosas que tenía por hacer que no se me había ocurrido siquiera que nuestros caminos se cruzarían de nuevo. Bueno, acepto que pensé una que otra vez en él en estos meses, pero luego desechaba la idea basada en el método del bloqueo.

Pequeña pausa: ¿Que es esto del método del bloqueo? Muy simple. Cuando no quieres pensar en alguien pero de todas maneras lo haces por impulso, lo que tienes que hacer es inmediatamente pensar en algo completamente opuesto a esa persona. Puede ser chamba, algún hobbie, leer un libro, ver televisión, escuchar música, salir con un amigo (a), ir al cine. Lo que sea. Tienes que encontrar una actividad que te haga olvidar que esa persona existe. Siempre hay algo que no está relacionado con ese sujeto que se ha fijado en tu cabeza. SIEMPRE. Y de ahí sale otro consejo importante: Siempre que estés con alguien debes guardar un espacio para ti, un lugar donde esa persona no esté, no figure. Un lugar que te sirva para escapar cuando las cosas se pongan negras.

Bueno, volviendo a la historia inicial, en estos meses me dediqué a emplear el método del bloqueo. Cada vez que pensaba en Santiago, me iba corriendo al PS3 a jugar Gran Turismo o Infamous y se me pasaba la sensación de melancolía. Si no tenía el PS3 a mano (digamos, si estaba en la oficina), agarraba mi Ipod y ponía música de ACDC. Santiago odia ACDC. Vale decir que he borrado todo el Pink Floyd de mi Ipod. Los Beatles también me regresan a esa sensación estúpida que detesto profundamente, pero gracias a Dios mi amor por su música va más allá de el recuerdo de un ex novio.
A todo esto: ¿Quien mieda odia ACDC? Santiago. ¿Por qué? Porque es un IMBÉCIL.

En fin, bloqueo y bloqueo y más bloqueo. Finalmente funcionó. Pasé fácil tres o cuatro meses sin pensar en el idiota, salvo pequeños exabruptos que solucioné con mas bloqueo. Dejé de soñar con él también. Sí, cuando recién terminamos (algún día les contaré sobre eso) soñaba con él casi diario. De pronto estaba en un sueño normal, haciendo cualquier idiotez y de la nada salía Santigo de algún lado, me hablaba como siempre, venía con su cara de pavo a hacerme alguna broma tonta, a tomarme de la mano, abrazarme de la cintura, y decirme cosas al oído que me hacían sonreír. Me despertaba odíándolo y llorando de cólera.

Bueno, en estos meses no soñé nada de eso.

Y de pronto, un día cualquiera, estoy hablando con una amiga y lo veo pasar caminando, como buscando a alguien. Me agarra en medio de una frase. El corazón me da un vuelco, pero trato de seguir conversando como si aquello no me hubiera removido el piso completamente. Luego regresa y vuelve a pasar y trato de actuar como si nada pero ya estoy pensando en miles de cosas: ¿Con quien vino? ¿A quien busca? ¿Que hace hoy acá?

Luego de un rato no pasa nada. Santiado desaparece y yo trato de emplear el bloqueo pero fallo porque en vez de presta atención a la conversación lo único que hago es pensar en las mismas preguntas una y otra vez: ¿con quien vino?, ¿a quien busca? ¿que hace hoy acá?. Sobretodo, ¿CON QUIEN VINO? QUIEN QUIEN QUIEN QUIEN...
Me mando un sorbo del pisco sour que tengo en la mano: No puedo estar en este plan eternamente. Ya estuve en este plan antes y no quiero regresar a estarlo de nuevo. Deja de pensar en ese idiota, disfruta de este momento y no pienses en huevadas.

Vuelve a pasar y esta vez parece reconocernos. Se acerca a saludar. Le sonrío mientras pienso que debo proyectar una imagen de superación personal, pero luego ese pensamiento me parece estúpido, ¿como carajo puedo proyectar esa imagen en dos segundos en que viene a saludarme? No hay forma, solo me queda sonreír, saludarlo, tener una mini-conversación de cinco segundos. Hola, como estas, que tal, si pues acá relajandome un rato, jaja, si oie pasala mostro, chau (beso) cuidate.

Se va y el resto de la noche me la paso pensando si me está viendo bailar, tomando este trago, hablando con mis amigas, riéndome, hablando con otros chicos, con aquel borracho que casi me tira su chela encima, cuando caminé hacia la barra a pedirme otro trago.

En resumen, ¿Cuando uno sabe que ya ha superado las cosas? ¿Cuando ya no te importan? Sí, pero dos meses atrás no pensaba en Santiago y ese día me la pasé pensando en él. ¿Cuando llegará el momento en que simplemente estas cosas me importen un carajo?

lunes, 13 de junio de 2011

Canciones para Tirar

Y cuando el alcohol ya estaba paseando libremente por sus venas, solo en ese momento tuvo las agallas de acercarse, besarlo y decirle bajito al oído finalmente lo que había querido decirle desde el primer momento en que lo había visto "hoy no quiero pensar en nada y quiero sentirlo todo". 














Teorías (de libre interpretación)

No es que los hombres sean prácticos y las mujeres emocionales; sino que para los hombre el sexo no es algo trascendental, y para las mujeres sí. 

sábado, 11 de junio de 2011

Consejos para evitar decepciones (los resultados pueden variar)

Los hombres de 25 años solo buscan una cosa: sexo. 
No te engañes. 
No, en serio: NO TE ENGAÑES.

No, no quieren a una chica con quien tener conversaciones interesantes, ni con quien comentar películas, ni con quien hablar de libros, ni con quien salir los fines de semana, ni con quien compartir sus vidas. 

Carajo, esas son huevadas de las mujeres. 
Nosotras queremos esas cosas. ELLOS NO.

Ellos quieren sexo, y de la forma más sencilla que puedan. Sin tener compromisos de ningún tipo.
Ellos quieren una chica que no les exija nada, que no les reclame, que acepte sus huevadas (perradas) sin decir nada y que esté dispuesta a tener sexo y que luego se desaparezcan por dos semanas sin saber de ellos, y que luego se vuelvan a aparecer por lo mismo.
Si aguantan tus vainas, si piensas que te están escuchando cuando hablas, lo más probable que están haciendo es tratar de verte las tetas por el polo o chequearte el culo cuando te volteas. 

Ya bueno, eso no es tan malo. Al menos, en mi experiencia, esos son los hombres más divertidos que hay. 

Si lo que buscas es divertirte y pasarla bien, lo más probable es que tengas que aguantar estas vainas. 
Sí, la vida es una perra. 
Muy difícil es encontrar un pata de 25 años que esté en plan de tener novia y que además sea divertido, gracioso, que esté en onda. Normalmente este tipo de hombre, el que quiere novia, es aburrido al hartazgo, predecible y soso. En mi sincera opinión prefiero aguantar a un pendejo que a un mongo o un gay reprimido que te quiere usar de pantalla.

Si, esas son tus dos opciones. Aburrido y soso. Divertido y pendejo.
Tú elije.

Gamer

En parte de las cosas que hice para evadir la realidad (supongo en parte la del país también debido a los últimos resultados electorales y las impresiones de todas las personas que me encuentro a diario que piensan en el futuro como un lugar negro y desolado) me sumergí en el mundo de los video juegos. Tengo una consola de PS3, la cual adoro. No me interesa mucho si alguien piensa que es absurdo o que los juegos son para niños. A mi me encanta sentarme una hora después del trabajo, jugar Infamous y desestresarme electrocutando un par de fulanos que me disparan del techo. Sí, tengo gustos raros, lo sé, pero es lo que me mueve, lo que me hace escapar de la realidad un rato y alucinarme un super héroe capaz de planear, volar cosas con sus manos y absorber energía de los postes eléctricos. 

Eso sí, no me considero Gamer. Hasta ahora mi colección de video juegos es pequeña, no me la paso obsesionada con obtener todos los trofeos, pero si tengo preferencias en cuanto a juegos. Si son de super héros mejor, pero me gustan cosas de aventura, tipo Uncharted o Lara Croft. 
De hecho, después de que me compraran mi consola de nintendo 64 mis papás me dijeron que esa era la última consola que alguna vez pensaban comprarme y que al menos terminara Zelda The Ocarina of Time antes de comprarme el tan ansiado Nintendo Cube que había salido en esa época. Terminé Zelda pero mucho tiempo después y ya para ese momento ellos pensaban que ya estaba grande como para comprarme mas consolas. Mentira, porque siempre quise una consola nueva. En fin, me contenté con los juegos de PC y me volvi super ultra fan de la franquicia de Tomb Raider. 
Este juego me encantaba. Primero, porque la protagonista es mujer y eso no se ve en muchos juegos (de hecho, no puedo pensar otro que tenga la misma fama). Segundo porque se trataba de vencer enemigos pero también obstáculos, rompecabezas, acertijos. Además, la primera entrega de Tomb Raider situaba a Lara Croft en Perú. Ya con eso tenía bastante. 
Terminé todos los juegos. TR I, II, III, IV, V. Despues del TR IV ya nada volvió a ser lo mismo. Para mi ese juego fue definitivo. Fue largo pero increíblemente interesante, una historia buena, gráficos (para la epoca) excelentes, desafíos interesantes, enemigos maleados, locaciones pajas... Fue a mi parecer el mejor juego de la franquicia antes de que pasara a manos de Crystal Dinamics. 
Después tambaleo un poco. Antes de que CORE dejara de producirlos, sacaron el Tomb Raider Editor, que permitió abrir toda una nueva gama de juegos creados por los usuarios. Esa etapa también fue paja, aunque habían juegos bien idiotas que nunca llegué a completar. 
Aún así, el cambio entre CORE y Crystal Dinamics fue duro, a mi parecer. 
Parece que el nuevo juego que va a salir en diciembre del próximo año va a ser increíble, muy a lo Uncharted. 

Después de mi etapa PC, finalmente llegué al PS3. Hasta ahora, es lo mejor que he probado en video juegos.
Eso sí, ya me estoy proyectando para comprarme el Wii U el próximo año. 

Este video solo lo entienden los que hayan jugado Zelda Ocarina of Time. Más fan...

Envoltorios

Si estas oculta, como sabre quien eres. 
Me amas a oscuras, duermes envuelta en redes. 

Dicen que aceptar las cosas es superarlas, y que una forma de aceptarlas es escribiéndolas. 
En cuanto a superación se refiere yo soy una nulidad. Me acuerdo de cosas que me pasaron a los seis años que todavía me frustran en un mal día o momentos de mi adolescencia que me ponen de mal humor cuando me las recuerda uno de mis lindos compañeros de colegio. Escribir, claro, ya lo hice, varias veces. Si supieran la cantidad de cerros de libretas que tengo en dos cajones de mi cuarto comprenderían que me la paso mucho, demasiado, casi todo el tiempo escribiendo huevada y media. 
Hace un año mas o menos que ya no escribo como antes. El cerro de papeles que antes tenía se ha reducido. Ya no quiero diseccionar mis sentimientos mas oscuros. Simplemente ya no me siento cómoda vomitando mis entrañas en un texto desgarrador. 

En esas libretas escribía de chicos a un 99%, aunque a veces pensara que no lo hacía. Los hombres siempre han sido y serán mi inspiración, porque me pueden llevar a tener sensaciones increíbles y al mismo tiempo, me tiran al suelo, me sacan la mierda. Uno puede encontrar gusto en eso, si no se da cuenta.

Lo cierto es que me he vuelto desconfiada con los hombres. Ya no les creo nada de lo que me dicen. Y tomo todo lo que me dan con pinzas. No odio a los hombres. No les tengo resentimiento. Me agradan, me gustan tanto como antes. Pero es que simplemente creo que ya no puedo enamorarme, es decir, creer apasionadamente en una persona, creer ciegamente en que me quiere como yo lo quiero a él. 
No sé, Santiago se llevó a esa chica consigo, a la que creía que había una sola persona en el mundo para ella. 

Ch-ch-changes

Ayer me sucedieron cosas que normalmente uno asumiría como malas. Yo prefiero asumirlas como buenas, como parte de un cambio saludable y necesario.

Para empezar, les contaré que estoy en un trabajo que odio. En sí el trabajo me gusta, pero es el espacio en el que me encuentro que me molesta. Es una obra, y no es el tipo de trabajo que había pensado hacer después de acabar mi tesis. No porque no me agrade estar en obra, si no porque siempre imaginé que al terminar el trabajo de la tesis (dos años de abstinencia en todo sentido) iba a entrar a una oficina grande, hacer amigos y probablemente olvidarme del fantasma de Santiago para siempre. 

De todas las cosas que esperaba en esa etapa de mi vida, ninguna se cumplió y me fustré terriblemente. Llegué a esta obra llena de viejos y obreros, maestritos de mi edad que trataban de afanarme y me deprimí. Encima, la amiga que me había pasado la voz para ese trabajo cambió su actitud conmigo completamente. Supongo que pensaría que por ser mi jefa ahora ya tenía que tratarme distinto. Yo no esperaba en trato especial, pero el que me dió fue terrible. Ya ni siquiera me llamaba para salir los fines de semana, como si no nos conociéramos de antes. Estos meses fueron terribles y traté de quedarme ahi por completar una etapa, ganar experiencia y pasarme otro trabajo. Como esa era mi primera chamba normal no quería dejarla a medias. Me aguanté y me acostumbré, porque la chamba era un reto y el trabajo si me llegó a gustar. 

Hasta hace un día atrás. La obra ya está concluyendo y yo me preguntaba ilusamente que sería de mi en estas etapas de demolición y excavación del siguiente proyecto. Me atrevi a preguntar a uno de los ingenieros de la obra y me contestó tajante que la verdad era que ya no tenían cupo para mi en la obra hasta julio del próximo año, cuando empezaran los acabados nuevamente (yo entré para apoyar en la etapa de acabados). 
Me desilusioné al principio, pero luego comprendí que era necesario para moverme. Que lo mejor era dejar ese trabajo, darme un tiempo para descansar mientras buscaba otra chamba y relajarme. 

Cosa que no hago hace tiempo. 
Por eso ahora estoy mas tranquila. Esos días negros ya fueron. 
Entendí una cosa importante: Prefiero estar en un lugar menos estresante y quizás si tan buena paga que un lugar al que me moleste ir todos los putos días de la semana. 
Y ya no quiero trabajar sábados. He dicho. 

Volvi. Ahora, back to bussiness.


viernes, 3 de junio de 2011

Los Propietarios (I)

Cuando viene un propietario siempre crea una expectativa absurda, como si se tratase de la visita de un rey y su comparsa. De hecho, cada vez que vienen es algo parecido, pero en una versión caricaturesca de cada personaje de la corte. Uno de estos, dueño del departamento más grande, vino un día de semana acompañado por su esposa. Se trataba de un blancón narizón, de esos que no te miran a la cara cuando te hablan, con el suficiente dinero como para pensar que es experto en todo. Viene y dice, en un tonito aburguesado, que los muros le parecen muy anchos y que el arquitecto no ha pensando en esto, que los pasadizos podrían ser mas grandes, que está desperdiciando espacio en muros. Su esposa, ese maniquí parado a su costado, vestida con ropa de marca y bolso a la usanza antigua de llevarlo apoyado en el antebrazo, asiente a sus delirios de arquitecto trafa. No le queda otra, él tiene la plata, èl tiene el poder, a ella solo le queda decir "si, amor", mientras camina de la mano del que es su amo y señor. Tampoco da para más la señora, bien vestida, bien peinada, bien arreglada, pero bien hueca también. Sube al ultimo piso y admira la vista desde su piscina, y luego de percatarse que el muro que divide este del lote vecino es muy bajo, lanza un grito ahogado, voltea y comenta a su marido, en el mismo tonito aburguesado: "Amor, que miedito".
 
 

lunes, 30 de mayo de 2011

Escupir, etc.

La cosa de que te hagan algo cagado es saber distinguir si la persona con la que te estas desquitando es la correcta. Uno pierde la perspectiva muy fácilmente.
Primero porque es sencillo desquitarse con alguien débil o alguien que nos quiere. Segundo, porque es mas cobarde, ya que no tenemos que enfrentar realmente el problema de raíz. Tercero, porque tendemos a salvarnos muy rápidamente, a culpar a otros de nuestros errores, a culpar a mamá por no abrazarnos con tanta frecuencia o a papá por no comprarnos el juguete que siempre quisimos de niños. Apuntar el dedo y decir "tu tienes la culpa" es más sencillo, pero al final, uno sabe -creo que con un mínimo de inteligencia es posible saber esto- que esa persona no tiene la culpa. Finalmente tampoco es bueno decir "bueno, me cagaron, por eso estoy como estoy y nada lo va a remediar, voy a andar con una actitud de mierda por la vida porque así estoy de cagada" porque significa también un acto de derrota. ¿Porque carajo crees que encontrar tu problema es la solución a tu problema? Es sólo el inicio. Escupirle a esa persona de mierda en la cara es el paso dos. Levantarse y andar sería el paso lógico siguiente. Muy pocas personas pasan al paso dos, muchas menos al tres.

H-BOMB

Hoy solté una bomba en el facebook. Supongo que son estos dias de crisis los que me hacen actuar de esta manera. No sé que sucederá. Estoy expectante de lo que pase. Estoy aguardando agazapada el embate del enemigo. ¿Será hoy, será mañana? ¿Sucederá algo o no sucederá nada? Se aproxima la ola, puedo sentirlo. La ola en mi. O quizás yo soy la ola. Esta es más fuerte que la anterior, esta es más definitiva.
Es que para sentirse bien después de comer algo podrido hay que vomitarlo.
¿Esto hará que mi corazón deje de sonar tan fuerte?

sábado, 28 de mayo de 2011

McCartney Estelar

Y PORQUE SIEMPRE QUERRÉ A LOS BEATLES POR SOBRE OTRAS BANDAS
 
Antes de Paul McCartney, yo tenía una estimación tremenda por los Beatles. No solo como músicos, el amor que les tengo empieza desde descubrirlos gracias a mis papás a los 6 años a través de A Hard Day's Night -y escucharlos entendiendo que eran algo grande pero sin la magnitud que tomaría la en la adolescencia con todo el conocimiento de su repertorio completo- y ese algo especial que trascendía las letras de las canciones y la melodía alegre y positiva que me gusta hasta hoy. Los Beatles son algo especial, tienen eso que no hay en otras bandas. Yo lo sabía, pero nunca había podido palparlo realmente hasta el día en que vi a uno de ellos -y gracias a dios que llegó ese día- en el escenario. En ese momento realmente se cerró el círculo y comprendí porque siempre voy a quererlos por sobre los demás, ad infinitum.
 
McCartney se metió al público en el bolsillo desde que llegó. Será que nosotros somos emocionales y también pusimos de nuestra parte. Pero nunca antes había visto tanta emoción por un artistas, jamás en mi vida. Y he vivido varios conciertos, he saltado, he gritado, he coreado las canciones completas. Pero hay algo en este concierto que fue diferente.
Realmente sentí que McCartney entregó más de lo que nosotros le dimos de vuelta. Cedió parte de sí para el público que lo esperaba en el estadio monumental.
Eso no se ve en todos los grupos de rock de ahora. De hecho, ni siquiera en todos los grupos latinos, que deberían de ser mas cercanos a nosotros, por cosas de idioma o de cultura. Para citar un caso, el bodrio total que fue para mi ver a Fabulosos Cadillacs en el estadio nacional. De sí no entregaron NADA. Fueron, tocaron y se largaron. No vi mayor esfuerzo de su parte y después de un tiempo incluso admitieron que sólo se habian juntado por la plata.
 
McCartney fue diferente. Se molestó en hablarnos en español, en aprenderse una frase nuestra (Viva el Perú, Carajo!), en ondear la bandera junto con la de inglaterra, en agradecer, postear videos antes, durante y después de irse (anunciando el concierto, saludando con su banda, videos de su llegada, de su partida), pasearse por miraflores como un transeúnte más, subir al escenario a una persona y cantar con ella (en el soundcheck), y además decir que va a regresar. No sólo eso, su performance en el escenario era de entrega total, de agradecer por un público que pagó de sus ahorros para ver a un Beatles, que bien podría haberse comportado como una diva, pero que al contrario, hizo todo lo posible por conectarse.
 
Esa es la diferencia. Ahí comprendí porque siempre recordamos a los Beatles, porque han trascendido más allá de cualquier otra banda, porque desataron tanta emoción a donde iban. Por fin comprendi. Y por eso los voy a tener siempre en el corazón.
 

lunes, 16 de mayo de 2011

Se me acabo la ilusión

No pensé que algún dia llegaría, o más bien, pensé que llegaría dentro de mucho tiempo, con ayuda de la mala suerte. Pero me sorprende, como muchas otras cosas mías, que a mis 25 años ya he perdido la ilusión de encontrar a alguien que me guste y que yo le guste de vuelta, que no me deje plantada, que no se asuste y piense, por enésima vez, que soy una chica que quiere compromisos, que voy a ponerle un grillete en la pierna, que le voy a exigir cosas.
Quizás si lo soy. A pesar de mis esfuerzos por no parecerlo, soy al fin y al cabo una chica grillete, una loca demente insana que provoca a los hombres para encerrarlos en jaulas. No sé...

Tengo mala suerte con los hombres o algo de lo que hago está profundamente mal. Todos se van, nadie se queda. Los elijo mal, o siempre me obsesiono con los que no me dan bola. No sé... 
De todas formas, ya me harté. Ya no voy a intentar nada. Estoy cansada. Quizá en algún momento se me pase. O quizá solo sea cosa de que estoy medio deprimida por cosas de la vida. Tal vez le estoy dando mucha importancia, como siempre. No sé... 

Nunca voy a llegar a tener lo que quiero. Punto.
Estoy frustrada. Ni si quiera una canción de los Beatles puede ayudarme en este momento. Ya nada me va a regresar a la esperanza de que algún día voy a tener un novio de verdad. Se acabó. Me quito.

Ya no creo en nada.

jueves, 5 de mayo de 2011

yocorteelcabledelaradio

Fui yo y no me arrepiento.
 
Adiós Ricardo Montaner
Adiós Gilberto Santa Cruz
Adiós Maná
Adiós Ricardo Arjona
Adiós Hombres G
Adiós Bon Jovi cantando en español
Adiós Diego Torres
 
Adiós y Hasta Nunca.

AÑOS DORADOS

El almacenero es un tipo de unos 28 años, y que como todos los de esta obra, ya tiene un hijo y un ex matrimonio a cuestas. Que ganas de joderse la vida de esta gente. No sé si es cosa de las mujeres que quieren mantenerlos cerca y les plantan un hijo, o si es cosa de ellos que no les importa un carajo protegerse o que ella lo haga; y al final, si es cuestión de tenerlo, bien, pero casarse ya es otro nivel de complicación. ¿Para que rayos hacerlo? Porque hay que hacerlo. No entiendo, nunca entenderé.
Este fulano, de 28 años, con un hijo a cuestas y un ex matrimonio, tiene como único oficio y beneficio una prolífica carrera de bueno para nada, ayudado por su cuñado. Se dedica 90% de su tiempo laboral a revisar su facebook y mantener ávidas conversaciones con sus amiguitos y amiguitas, revisando una y otra vez esa larga lista, hablando de lo cansado que está, del sueño que tiene, de cómo le da flojera levantarse temprano por la mañana para venir a "trabajar". Y si aún asi mantuviera su trabajo ordenado, si aún asi tuviera un registro de lo que entra y sale de su almacén... pero no. Cuando se le pregunta no sabe nada, o está tan concentrado en escribirle a sus amiguitos que no te entiende bien y hay que explicarle dos veces. O si no, tiene la concha de preguntar para donde es ese enchape, o esa fragua, o ese piso, o esa luz. Y te cuestiona sobre que si sabes de verdad para que departamento es. Si se pierde algo, él no tiene la culpa, la tienes tú, porque él está seguro que te dijo que ese piso era para el departamento 301 y no 401; porque si fraguaron con la que no era no es su culpa, porque él no sabe bien que fragua es, y además te dice que él pensó que era para la cocina y no para el baño principal.
Todo eso y encima tiene la concha de tratar de afanarme.
 
NMJ!!!
 
pd: En vez de poner WTF (what the fuck) como muchos de mis amigos alienados, prefiero poner NMJ (no me jodas) que, además, suele ser una de mis frases mas conocidas.

SUPONER ES IDIOTA

Suponer que mi jefa va, en algun momento de nuestra relacion laboral, a felicitarme por algun logro laboral, es suponer que mañana mismo voy a encontrar mi auto lleno de fajos de dinero.
 
Mando mi informe, uno que no me han pedido pero que yo hago por quedar bien, porque me gusta mi trabajo -a pesar de todo- y porque finalmente, sé que en algun momento me lo pedirán igual, por lo que me conviene adelantarme y ya no tener ese trabajo pendiente. Luego veo en mi bandeja de entrada una respuesta, seca como todas las anteriores:
 
"Hay que hacer seguimento de estas observaciones. Saludos"
 
¿Si? No te creo, yo pensè que me pagaban por sentarme a mirar el monitor de la computadora...

martes, 26 de abril de 2011

Conocer a alguien

Conocer a alguien nuevo siempre supone una fase de sufrimiento, al menos para mi, una persona histérica y chiflada, obsesiva de los detalles. Ah, pero créanme, antes era peor. Por eso en la adolescencia nunca tuve novio. Era demasiado tímida y abstraída como para relacionarme con los demás y con los pocos que alguna vez tuve la suerte de hacerlo -aunque ahora que los vi en el reencuentro, dios mío, ¿con quien carajo andaba?- me encargué de alejarnos porque el contacto físico siempre me ponía nerviosa. Luego la cosa mejoró, de a pocos, y con Santiago explotó, fue una bomba atómica que me consumió y terminé ahogada en un mar radioactivo. 

Luego de ese desastre nuclear, mi "Chernobil", me hundí en una depresión terrible. Los primeros meses fueron asquerosos. Me daba flojera bañarme, con eso lo digo todo. No quería ir a ningún lado y las pocas veces que sí salí deleité a mis amigos con mis historias de terror sobre lo que Santiago significaba para mi y me cito a mi misma para no volver a caer en esa desgracia "nunca voy a poder olvidarlo, nunca, jamás, por más que lo intente". 

Para mi sorpresa, olvidarse de alguien, especialmente cuando fue un MALDITO HIJO DE PUTA como lo fue él, es más sencillo cuando se tiene claro que realmente fue un MALDITO HIJO DE PUTA, y no esa visión de hombre cuasi perfecto por el cuál alguna vez pensé que era capaz de morirme. 

No verlo también ayuda. Por lo mismo, en esos lapsos en que dejaba de verlo (siempre resulta que lo encuentro en el lugar mas inesperado en la situación mas absurda), a veces tenía la suerte de cruzarme con un posible candidato a "clavo que saca otro clavo". 

Tengo tres etapas claras de comportamiento una vez que conozco a Susodicho (lo llamaré así para efectos de este ejemplo). 
1) Niego que me guste. Es más, me miento a mi misma. Sé bien en mi interior que me gustó desde el primer momento en que lo vi, pero igual lo niego. Total, alguna vez alguien sabio me dijo que lo mejor para no enamorarse (obsesionarse, enamorarse, la misma huevada) es no pensar en él y bloquearlo. 
2) Después de una interacción mas profunda con el sujeto, digamos, varias conversaciones, llego a aceptar que su presencia me resulta agradable. Ok, ahí comienzo a pisar terreno fangoso, pero digamos que si mi yo consciente ha aceptado que le cae bien Susodicho, entonces mi yo inconsciente está a punto de tirársele encima y matarlo a besucones. 
3) Me voy a la mierda. Es decir, después de varias conversaciones e interacciones me doy cuenta que un día estoy haciendo algo en el trabajo y de pronto me estoy riendo como una imbécil por algo de él que me acabo de acordar. Ya está, se acabó, me jodí. 

Normalmente trato de quedarme en la segunda etapa, pero ya saben, soy una persona muy vulnerable a las emociones, al histrionismo, a la teatralidad. Desde mi desgracia con Santiago me prometí nunca más volver a sufrir por nadie y si era posible, alejarme de todos los tipos que tuviesen alguna característica que me recordara a él. Acepto que me entusiasmé por muchos que se le parecían, pero después de pasar un año de no verlo, creo que he llegado al punto donde ya no lo estoy buscando en cada tipo que conozco. 

Si no conozco a nadie siempre trato de mantener buen humor, escuchar mucho ACDC, y salir con mis amigos los fines de semana y no pensar que la soltería es una desgracia. Pero cuando conozco a alguien que me gusta, toda esa fachada de soltera sin preocupaciones se va al carajo. Me vuelvo un ser desdichado, miserable, oscuro, irritable y antipático. Todo me apesta, todo me molesta, todo me causa una convulsión, un vómito de pesimismo. Me odio a mi misma y odio a todo el mundo que me rodea. Porque ya sé que en el momento en que conoces a alguien te metes en una prisión emocional, donde tu estado de ánimo depende de las decisiones del otro. 

Ya ven, estoy bien cagada de la cabeza, ¿no? 
 

jueves, 7 de abril de 2011

Verso (I)

Aléjate de mi, sentimiento pegajoso.
Aléjate de mi, corazón, amor, dulces, chocolates, abrazos, besos.
No quiero sentir ese calorcito idiota que me hace perder la concentración.
No quiero pensar en alguien en medio de mi jornada laboral.
No quiero compartir mi vida.
No quiero sentirme vulnerable.
Dame otra cosa.
Dame diversión.
Dame despreocupación.
Dame algo fácil.
Dame algo sin complicaciones.
Odio tener que pensar mis movimientos.
Ponerme nerviosa cuando se acerca.

Yo no quiero enamorarme.
¿Es tan difícil de entender?

miércoles, 6 de abril de 2011

GAJES DEL OFICIO (I)

Son las 4.50 pm. Faltan diez minutos y estoy en el sétimo piso. Ya sé que tengo que llegar al sótano -donde se encuentra la oficina, el único lugar seguro- antes que suene el pito. Comienzo a bajar los escalones con rapidez pero suena mi nextel. "Carajo", pienso, mientras veo el nombre de la alerta que acaban de enviarme. Es mi jefa directa y obviamente tengo que responderle. Me pide que vaya un ratito al piso 5, que hay un problema con un enchape. Le respondo con desgano. Ya sé que me demoraré mas de diez minutos y que voy a tener que sortear toda clase de visiones terribles en el camino. Es que, a las 5 de la tarde en punto los obreros dejan de ser tipos con polos sucios y cascos para convertirse en seres monstruosos que caminan semi calatos por todos lados, gritando improperios, escupiendo flemas hacia cualquier lado, haciendo gala de un espectáculo de horror desprendido de alguna película surrealista de Fellini. 

Las primeras veces que me tocó ver eso me daban ganas de arrancarme los ojos con una sierra eléctrica. 
Lo más triste de todo es que a esta altura creo que ya llegué a acostumbrarme. 

martes, 5 de abril de 2011

Mi chamba

Trabajo en una construcción de edificios de vivienda. Me metí a chambear ahí por dos razones fundamentales: 1) la experiencia es única y 2) en obra uno siempre tiene que estar arreglando cosas al instante y necesitaba algo que me ocupara la atención completamente.
El trabajo me gusta, porque todo lo que está relacionado con mi carrera me gusta enormemente. Había trabajo en oficinas de diseño antes, pero trabajar en obra es ver lo que diseñas en físico y también me agrada eso. Lo que no soporto es la gente con la que trabajo. No sé, supongo que no hay mucho entendimiento entre nosotros, aunque trato de llevarme bien con ellos, cuando me pasan la voz para sus reuniones sociales siempre creo una excusa porque me aburre completamente compartir con ellos.
Encima, y para joder mas las cosas, el tipo del almacén Jonás está detrás de mi como un halcón a una presa. Todo empezó un día en que puso ACDC en la computadora y yo salté de mi asiento, porque lo que casi siempre ponen es Salsa y yo no soporto la salsa. Salté y al toque dije "que buena canción". Suficiente. Nos pusimos ha hablar un poco de música y tenemos gustos en común.
Dos días después me deja un alfajorcito en mi escritorio.
Paré las antenas al toque. Yo que soy ultra paranoica, me aluciné que Jonás se había llevado una impresión equivocada conmigo. Después me tranquilicé, pensando que era una exageración mía, que yo toda la vida me alucino que todos los hombres andan persiguiéndome y que se yo.
Como últimamente ando asqueada del amor y de todo sentimiento tierno, me llegó completamente que dejara ese alfajor de mierda en mi escritorio. Tenía ganas de tirarlo por la ventana a la caja ecológica o a la pista para que un carro lo aplastara.

Obviamente no lo hice y le agradecí el gesto, y me atraganté con ese dulce de porquería, nada más para que no pensara que soy una atorrante. Me dolió el estómago después, pero pensé que con eso no quedaba como una mala persona (y ya verán que muchas de las cosas que hago son por esta increíble obligación de hacer sentir bien a los demás).

Los días que siguieron descubrí a Jonás mirándome fijamente unas 5 veces al día. Ya no era paranoia mía, era cierto. Le huía cada vez que nos quedábamos solos, porque pensaba que se le ocurriría decirme algo (en realidad no sé que carajo podría decirme, pero en fin) y arruinaría la poca estabilidad que tenía en la oficina, que tendría que dejar la obra por sus acosos y una historia de telenovela que felizmente, a la fecha, nunca se cumplió.

Comencé a evitarlo, pero no era suficiente. Todavía no sé si Jonás ha comprendido el mensaje. A veces lo veo mirándome, lo que me causa la misma sensación de Clarice Starling cuando visitaba a Hannibal Lecter.

En el transcurso de los tres meses que llevo trabajando aquí, han habido tres oportunidades de asistir a reuniones sociales. Las evito principalmente por Jonás. Si así, sobrio me mira de manera medio obsesiva, ¿como será con tragos encima? Además de eso, por cada reunión, Jonás venía a preguntarme si iba a ir unas tres o cuatro veces al día. La última vez incluso pretendió presionarme un poco "Pero a la anterior no fuiste", me dice. "A la anterior no fuiste", como si tuviera que asistir por deber.

Ahora lo trato con cierta distancia, pero aún así se manda con algunas cosas menores: Hace dos días me dijo que si quería acompañarlo a comprar unos pastelitos a la panadería (tenemos una suerte de lonche en la oficina a eso de las 5 de la tarde). Le dije que tenia mucho trabajo atrasado. Solo atinó a sonreír y salio de la oficina.

Ya no ha vuelto a contraatacar, supongo que habrá comprendido que no va a pasar nada.

Traumas

Cuando te dejan, te traumas.
Así de simple.
Entras en una vorágine que oscila entre pensar que vas a regresar con él y pensar que ahora que se fue ya nada tiene mucho sentido.
Por eso, y como respuesta inmediata a esa sobrecarga de amor no correspondido, te vuelves un ser incapaz de pensar que va a enamorarse de nuevo, o si quiera, que te puede gustar alguien como te gustó él.
Cagado, ¿no?
Pero cierto.

Desde que ya no veo a Santiago -antes lo veía todos los días en el trabajo- se me ha hecho más sencillo olvidarme que existe. También ayuda bloquearlo y apartarlo a una zona del msn donde no lo veas (como botarlo al grupo "otros"), bloquearlo en el facebook, en fin...
No verlo ayuda, pero hay miles de cosas, objetos, canciones que van a estar dando vueltas y te van a atacar con recuerdos cuando menos te lo imagines.
Y un día, mientras mirabas, que se yo, pechugas de pollo en Wong, te va a bombardear un recuerdo que ya tenías olvidado, de cuando fuiste a su casa y te hiciste la capa en cocina pero quemaste el pollo en el horno, pero luego se cagaron de risa y terminaron comiendo en Mc Donalds, si tú que igual odias esa comida chatarra gringa, fuiste nada más porque a él si le gustaba.

Ha pasado un año y aún no lo supero. A veces tengo la sensación que sí. Cuando conozco a alguien que me cae bien y pienso que algo podría pasar entre nosotros. Normalmente me ilusiono muy rápido y creo que en cierta forma los ahuyento con mi desesperación.
La desesperación por salir del estado de purgatorio en el que estoy: sin forma de seguir adelante y sin forma de regresar a lo que fui (fuimos).

domingo, 3 de abril de 2011

10 dias

Ya han pasado mas de diez días desde que vi a Santiago y me desestabilizó completamente. Como la vez anterior y la vez antepasada, me alegré, me puse triste, lloré, maldije, lo odié... luego de completar el aro de fuego, me viene una especie de sentido de supervivencia que no logro explicar bien. Supongo que es el rebote de sentirme tan mal que me impulsa a buscar alguna forma de sopesar el hecho que cada vez que pienso en lo que fuimos sienta que caigo en un agujero negro.

Santiago fue malo conmigo. Fue un maldito desgraciado. Y no me quiere. Nunca me quiso.
Esa es una lección que nunca voy a aprender.

sábado, 2 de abril de 2011

Combo mortal







Miseria

Ya me había pasado antes. Encontrarme a Santiago siempre suponía una onda expansiva de miseria que se dividía en días. 
El mismo día en que me lo encontraba me ponía feliz de encontrármelo, luego triste, ya sea porque la conversación fue mala e incómoda, ya sea porque la conversación fue buena. Cualquiera de las dos razones me hundían, porque si fue mala pues porque quería que fuese buena en un intento deliberado e idiota por regresar con él, y si era buena, igual, porque sabía que cuando terminaba, teníamos que despedirnos y cada uno regresar a no saber nada del otro, a suponer que me llamaría, me hablaría por el msn, le daría un "me gusta" a una de mis publicaciones del facebook, y no pasaba nada de eso. 

El día después seguía pensando en la conversación -ya sea buena o mala- desmenuzándola, analizando cada detalle, donde puso sus manos, que si estaba con los brazos cruzados o en sus bolsillos, que si me miró a la cara, que si miró a otro lado, como dijo hola (sí, como dijo "hola" ¿¿¿quien carajo hace eso???)... todo, todo, todo. En estos análisis profundos me podía pasar una luz roja, como imprimir mal un plano, o olvidarme que tenía que comprar café antes de regresar a mi casa. 
Eso me hacía sentir mas idiota todavía. 

El tercer día era tanto como el segundo y normalmente paraba prendida del facebook o del msn, esperando que me hablara y me molestaba con las personas que me ponían tonterías en mi muro, persona que no eran ÉL, ¿porque mierda me hablan todo menos ÉL?????... Esto complementado con la escucha innecesaria de canciones que me hacían sentir romantidiota como los grandes éxitos de James, o sí, lo adivinaron, todos los álbumes de The Killers, Death cab for cutie ("I will possess your heart", cortavenas total), Coldplay, Radiohead (The bends en particular), y el peor de todos: Honestidad Brutal de Andrés Calamaro. 

A una semana mas o menos, después de haberme pasado dos luces rojas, olvidado hasta las llaves de mi casa, y escuchado mas canciones lloronas cortavenas que en cualquier otro momento de mi vida, vencía finalmente mi lado mas débil y me metía me manera desesperada a ver su perfil. La última vez que hice esto me llevé una sorpresa amarga: salía en varias fotos con una chica en particular. 

Esa noche lloré en mi cama, en la oscuridad de mi cuarto, y pensé en el momento en que conocí a Santiago, y   como sería mi vida más simple si nunca lo hubiera conocido. Si tan solo en vez de ir a ese trabajo hubiera ido a otro, y como mi vida cambió repentinamente para mal, como él me había perjudicado en tantas formas, como lo detestaba, como me avergonzaba sufrir por él, un tipo tan corriente y tan ridículo. Hacía listas mentales de como era Santiago, de todo lo malo que tenía, para asegurarme de no volver a pensar en él.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Recordar es volver a sufrir

Santiago nunca me invitó a salir. Estar con él fue una cosa progresiva. Recuerdo haberlo visto varias veces en la universidad pero nunca me lo crucé en ningún curso. En sétimo ciclo necesitaba dinero extra y tuve la suerte que en una oficina buscaban alguien a medio tiempo. Fue en ese momento en que coincidí con él. 
Al principio lo odiaba y tenía una razón justa. 

Santiago me trató mal desde el principio, solo que yo no quise darme cuenta. 
Los primeros días me saludó, como casi todo el mundo, pero con el pasar del tiempo, se volvió bastante bruto. Por momento me ignoraba, no me saludaba cuando llegaba a la oficina o simplemente hablaba cuando yo estaba diciendo algo, como un niño malcriado. 

Mi teoría es que ese odio era amor reprimido. 
Yo decía algo y él inmediatamente me quería contradecir de alguna forma. Si yo decía que odiaba la comida de McDonald's y que uno se podía morir por comer esas hamburguesas, él inmediatamente decía que eso era una tontería, que nadie iba a comer eso todos los días y que igual la comida era rica. Si yo decía que un edificio me parecía bueno, él siempre tenía que decir que algo le encontraba de malo. Si yo decía que me gustaba ACDC, el decía que solo tenían un par de buenas canciones. A veces me daba risa las idioteces que hablaba, pero por momento me daba cólera su actitud estúpida. 

Igual, así de contradictorio como siempre fue él, cuando estaba sola en la salita de copias venía ha hablarme. Las primeras veces lo noté nerviosón, como quien no sabe bien que hace ni donde está, balbuceando cosas que no tenían mucha coherencia. Recuerdo que una vez me preguntó si había estado en una clase, cuando bien recordaba que justo en esa fue donde lo saludé y me senté a su lado. Se le notó al tiro que se había acordado justo cuando hizo la pregunta, y cuando se la aclaré "oye, si esa vez me senté a tu lado, ¿no te acuerdas?" se rió nerviosamente y dos segundos después estaba corriendo fuera de la salita hacia su computadora.

Esa actitud me enganchó, lo confieso. Ese tira y afloja me atrapó. Habían momentos en que lo odiaba realmente, me parecía un pobre huevón -porque me ignoraba, me interrumpía, no me prestaba la atención que yo quería, que se yo- luego, hablábamos de algo, o decía algo en la oficina, en alguna reunión por el cumpleaños de alguien, o durante el almuerzo, y no sé, le veía algo bueno, algo diferente, me parecía buena onda, gracioso. Yo asumí un buen tiempo que yo le gustaba, pero su forma de ser me confundía mucho. 

Físicamente me agradaba. No es un tipo atractivo, pero Santiago tiene cara de buena gente. Eso me gustaba de él, que tenía la pinta de alguien que era buena onda, llevadero. Lo era en parte, cuando se relajaba y no andaba haciéndome esa lucha absurda cuando estábamos frente a los demás. No entendía bien que quería aparentar con el resto. A pesar de que en el fondo sentía que era una actitud rarísima, en los momentos del día en que no lo veía pensaba en él, que estaría haciendo; o los fines de semana, cuando salía a algun lugar con mis amigas, imaginaba que me lo encontraría, que le diría, que me diría él. 

Y luego, después de todo y sin pensarlo, un día agarramos. Estábamos en la casa de alguien de la universidad, era un cumpleaños creo. Coincidimos por amigos en común. En algún momento terminamos conversando solos en una zona convenientemente oscura de la casa. Como dije antes, el alcohol contribuyó bastante a que todo eso se diera. Hay gente que necesita el pequeño empujón de la cerveza corriendo por sus venas para soltarse y ser más normal. Ese día conocí al Santiago que me agradaba, el gracioso, el que no contradecía cada cosa que decía, el de buen humor, el que me miraba a los ojos y no a cualquier otro lado mientras hablaba, el que me escuchaba contar tonterías y se reía de ellas. Él estaba echado en una silla redonda extraña y yo estaba apoyada en uno de los apoyabrazos. Estabamos tan cerca que era casi inevitable. Aún así, a pesar de haber bajado los dos nuestras defensas, Santiago no se decidía. Por momento me miraba y quizá pensaba que debía hacer algo, pero luego desistía. Así que, por primer vez en mi vida, fui yo la que movió la primera pieza. 

Me acerqué a él. Por un momento cruzó por mi cabeza la idea de que él saliera corriendo, asustado, como en la salita de copias. Pero cuando me vio acercándome hacia él, solo se mantuvo en silencio y cuando mi rostro estuvo tan cerca que la distancia era mínima, me tocó el rostro con sus manos. En esa posición tan extraña e incómoda -yo apoyada en el apoyabrazos, él sentado incómodamente en esa silla redonda rara- nos dimos nuestro primer beso. Claro que había agarrado antes, y es extraño pensar en eso, porque al menos recuerdo unas 5 veces en las que besé a otros chicos, entre el colegio y la universidad, pero nunca sentí algo como lo que estaba sintiendo en ese momento. Estaba nerviosa y no podía dejar de sentir una contracción terrible en el abdomen. A medida que me acercaba, las contracciones eran cada vez más fuertes y no comprendía bien que era lo que me pasaba. Cuando finalmente lo besé, toda esa energía salió como si hubiera reventado una tubería y comenzara a llenar el cuarto a chorros. Perdí al noción de todo.
Debe haber sido la mejor y peor sensación del mundo, ya entenderán porqué. 


domingo, 20 de marzo de 2011

El que ríe al ultimo, es un hijo de puta

Me calme, me tome un vaso de agua, me fume un pucho y comí un pedazo de torta de chocolate.
Me metí un rato a la computadora.
No queria entrar, pero tenía que hacerlo. De una vez por todas tenía que armarme de valor y borrar a Santiago de mis redes sociales. ¿De que otra forma podría superarlo sino? Tenerlo ahí solo me predisponía a tomar cualquier cosa que decía como una suerte de mensaje encriptado para mi. Me volvía loca tratando de descrifrar cosas que no tenían nada que ver conmigo.

Me repetía a modo de disciplina las cosas que sé ahora de él:
1. Tiene novia.
2. Apenas me saluda.
3. Yo lo quiero y él no. Es más, le importo un carajo.

Entro. Me loggeo. Y veo su puto nombre y al lado este mensaje de mierda:
"Can you read my mind"

Y me acuerdo de anoche.
Me lo encontré, solo, con sus patas. Era el cumpleaños de una amiga. Se acerca. Hablamos. Es incómodo, pero luego se va la incomodidad. Me acuerdo que es gracioso. Es gracioso, y me río, sin fingir, de las cosas que dice. Me relajo y me vuelve a caer bien. Me olvido que hace dos semanas atras lo vi con su flaca. Me dan ganas de preguntarle si de verdad es su flaca, quizás sea una amiga nomás, pero el solo hecho de pensar en preguntarle me hace sentir idiota. No sé si quiero algo con él de nuevo o si quiero olvidarlo. Preferiría ser indiferente, que me llegue encontrármelo o no. Concidencias. Mientras me cuenta algo del trabajo, de su trabajo, pienso que anoche nomás lloré cuando escuché una canción de The Killers después de ver Bridget Jones y cuando me fui a dormir soñé que regresábamos en una situación muy parecida a la que está pasando en este momento. Regresar. Y en eso, suena Read my mind.
Pero luego todo se va  la mierda. Santiago dice que ya regresa y nunca regresa. Luego lo veo conversando con sus patas lejos de donde estoy.

Y ahora ese mensaje del carajo.

Cerré el msn. No pude borrarlo.
Y me fui a llorar, de nuevo.

Apocalipsis

Sabes que estás mal cuando ves el final de Bridget Jones y lloras.
Sabes que estás mal cuando escuchas Read my mind de The Killers y lloras.
Sabes que estás mal cuando sueñas que regresas con ÉL, te despiertas y lloras.

Ayer me pasó una de las tres cosas que significan que estoy mal, y sí, lloré, lloré echada en mi cama por enésima vez, lloré porque me acordé de él, porque ya va como un año y sigo acordándome de él, porque me da rabia ser tan cojuda y en fin, porque nuevamente caigo en "El aro del fuego", que la soledad me mandó un pisotón y siento que mi vida no tiene sentido si no tengo novio, si no lo supero a él. A ÉL.

Si claro, la sociedad de hoy te dice que estar soltera es algo bueno, que no es gran drama no tener novio a los 25 años, pero la cruda verdad es que estar sola APESTA.
Así de simple. APESTA.
La soltería APESTA.

Y todo esto, todo este lío, por encontrarme con el imbécil, el imbécil mal nacido hijo de puta pobre idiota de Santiago.

Sí.
Santiago.

Ya lo irán conociendo mejor.

Sigamos llorando.

Lo bueno, lo malo, los feos

Actualmente trabajo en una obra, la construccion de un edificio de departamentos. Tomé el trabajo porque me parece interesante, me pagan bien y aprendo muchas cosas que me van a servir para tener otros trabajos, quizás con mas paga. Por lo general es bastante aburrido, aunque tiene sus puntos "álgidos", cuando hay una entrega importante de algún subcontratista. 
Mi chamba consiste en revisar que ningún subcontratista cague su trabajo ni cague el de los demás. No es mucha responsabilidad, pienso, porque si cometen un error corre por cuenta de ellos y lo único que tengo que hacer es informar. 
Me la paso recorriendo la obra, apuntando avances, mandando informes, haciendo metrados o resolviendo algun detalle que no se vio en los planos. 
Mi jefa directa es una amiga de la universidad que me llamó para el trabajo. Tuvimos nuestros malos momentos en un inicio pero luego se arregló la cosa mas o menos, aunque no estamos como antes, hemos llegado a un punto de extraño equilibrio. Luego están los ingenieros, Wilfredo y Guido, ambos totalmente aburridos y poco interesantes. Wilfredo esta llegando a los cuarenta y ya tiene 5 hijos y un divorcio. Es amable y correcto con los propietarios que vienen a preguntar y cuestionar sobre las cosas mas absurdas. Es el más pulido de todos y el que sabe tratar más con la gente. Guido es todo lo contrario. Si fuese por él, ni siquiera dejaría entrar a los propietarios o los mandaría a la mierda cada vez que está de mal humor. Es de un ignorancia insoportable, de la gente que repite lo que escucha sin meditarlo. 
Luego está los maestros de obra, técnicos y el del almacén, Jonás, que como es cuñado de Wilfredo siente que es parte del equipo de supervisión de obra. Yo trabaje en una obra antes que esta y el del almacén paraba ahí, y se dedicaba a entregar materiales y herramientas. Este no, se atribuye funcione que no debería tener y lo que más me jode es que cuestiona mis conocimientos del edificio. "¿Estás segura que ahí va porcelanato?" "No ah, yo creo que ahi sale mas metrado" y cosas de ese tipo. 
Los otros "maestritos" son amables y distantes, salvo uno de ellos, que debe tener mi edad, y que cada vez que me toca coordinar algo con él tiene más interés en averiguar sobre mi vida privada que otra cosa. "Y, ¿ya fuiste a la playa?" "Y, ¿que vas ha hacer el fin de semana?". Demás está decir que lo evado con monosílabos, pero insiste en tratarme de tú, cosa que me enerva. 

Supongo que debe ser cosa mía, pero compartir espacios con esta gente me deprime. Todo el tiempo que me mantuve estudiando y sacando la tesis de grado pensé que mi primer trabajo de tiempo completo iba a ser el lugar donde crecería profesionalmente pero también tendría un ambiente de trabajo agradable y quizás, conocería a alguien interesante. 

No tengo que explicar que cada vez que veo a cualquiera de esos tres me da un poco de cólera, algo de rabia, una desazón, infortunio, melancolía, depresión. 
Sueño con estar en una oficina y conocer algún arquitecto como yo, alguien unos años mayor, con quien pasarla bien, salir los fines de semana. Y cuando miro a mi alrededor es como si sintiera que mis sueños se van por la cañería. 
Y pienso, ¿así serán todos lo trabajos? ¿Llenos de viejos y feos y sin prospectos? 

El Aro de Fuego

I fell into a burning ring of fire
I went down down down and the flames went higher
and it burns burns burns
the ring of fire
the ring of fire
and it burns burns burns
the ring of fire
the ring of fire
the ring of fire...

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