martes, 28 de junio de 2011

Charlie

A Charlie lo conocí en la universidad. Al principio me caía mal. Me parecía un escandaloso, un tipo que necesitaba ser el centro de atención todo el tiempo, un figuretti y eso me jodía. Físicamente es igualito al Jesse Pinkman de Breaking Bad, la serie de axn, aunque estoy segura que debe ser más alto. No me di cuenta al toque, pero lo miraba tratando de ver a quién me hacía recordar. Ahora cada vez que veo una propaganda de esa serie me acuerdo de Charlie, lo cuál es terrible. 

Como decía, al principio me caía mal, pero la primera impresión no interesa en casos como estos. El día que lo conocí justo estaba terminando de arreglar mi tesis y vivía pegada a una de mis asesoras que sabía bastante del tema que estaba tratando, para darme el último empujón que necesitaba para acabarla. De pronto Charlie apareció de la nada. Me intimidaba su presencia, pero supuse que era uno más de los alumnos que buscaba a mi asesora y se iría pronto. Vino ha hablarle, interrumpiendo lo que estábamos conversando y eso me jodió aún más. Era un gritón de porquería y hablaba con ella como si yo no existiera. Tenía ganas de golpearlo con mi rollo de planos y que se largara. Luego de un rato de soportar su barullo interminable, mi asesora tuvo un descanso para presentarme. En ese momento ella me estaba diciendo que viniera a uno de sus cursos en la universidad como alumna libre, porque yo estaba interesada y era una buena forma de empaparme de tema. Charlie me saludó y dijo que a él también le interesaba y que iba a ir como alumno libre también. 
Me sorprendió que dijera eso, pero pensé que me daba lo mismo. En ese momento solo me interesaba acabar la tesis y nada más.   

Así comencé a frecuentarlo, pero todavía con dudas sobre que cosa tramaba. 
Primero que nada, el tema del curso no era su tema propiamente. El también era tesista, pero no tenía mucho que hacer ahí. Supuse que lo único que le interesaba realmente era estar cerca de mi asesora y sobonearla todo lo que pudiera para sacarle información. 
En algún momento toda esa mala vibra que le tenía fue cediendo. No sé cuando fue, uno nunca sabe en casos como estos. Mientras lo seguía tratando me veía tratando de escucharlo para tratar de tener una mejor idea de quién era. Tenía unas ganas inmensas de ponerle una etiqueta pero todavía no la encuentro. Supongo que tipos como Charlie no se conocen aquí muy seguido. Ya no me resultaba tan desagradable como al principio, pero habían ciertas cosas que me llegaban de él. Primero, que se alucinaba de izquierda, cosa que a mi me llegaba. Digo, hay que tener conciencia del país donde vivimos, pero él llevaba esas ideas a un extremo ridículo. Para empezar, tenía esta idea del campesino como un ser puro y limpio que no era capaz de hacerle nada a nadie, y que solo es corrompido por gente que viene de la ciudad. Carajo, cada vez que hablaba esas huevadas tenía ganas de tirarle un balde de agua, pero como me había comenzado a caer bien no le ponía mucha oposición. 

Ya para cuando llegamos a mitad de ciclo me encontraba riéndome de las cosas que decía (las cosas graciosas que decía, digo, no riéndome de él), de sus ocurrencias, y hasta su forma de ser, gritona y escandalosa, me parecía linda, agradable, algo encantadora. 
¿Que mierda me pasaba? 
Yo solía odiar a tipos como Charlie. Siempre, desde que me acordaba los había evitado. Hay algo engañoso en ellos. Suelen ser tan accesibles, amables, simpáticos, graciosos. Todas esas cosas hacen que nos agraden, pero al mismo tiempo, esas cosas hacen que atrapar su atención sea casi imposible. Son personas imposibles de retener, de aguantar, siempre tienen que estar al centro de todo, estar aquí y estar allá. 
Por eso yo odiaba a tipos como Charlie y siempre trataba de relacionarme con fulanos tranquilos, chicos buena gente, algo pavos, como Santiago. Claro que al final no me fue muy bien con esa estrategia. 

Me imagino que siendo Charlie tan opuesto a Santiago esa fue la principal razón por la que me comenzó a gustar y a sentir otra cosa que simpatía por él. Desde todo lo que me había sucedido con Santiago me prometí buscarme a alguien que no se le pareciera en nada y de pronto estaba sentada al lado de la personificación de "no soy nada parecido a Santiago, ese hijo de puta" riéndome de sus cosas, tratando de agradarle, de arreglarme un poco más cuando sabía que iba a verlo, de darle alguna suerte de señal de que me gustaba más que como un simple conocido. 

El cerebro de las mujeres funciona de maneras extrañas. Me gustaba Charlie, me veía muchas veces en momentos donde no tenía que hacer ni en que pensar (como viajando en transporte público) pensando en él, que estaría haciendo y más importante aún, como me gustaría agarrármelo mal, hacer que se le doblen las piernas, que no tenga idea de donde está ni como se llama. Así había cambiado radicalmente mi manera de verlo. Pero por otro lado, a la par de esa idea pornográfica que tenía de él, había una voz en mi cabeza que me hacía recordar que Charlie no tenía intención de tener nada conmigo. Digo, en lo que a respecto a mi "manual de como entender a lo hombres" él no había hecho nada que significara definitivamente que algo podía pasar entre nosotros. 

Charlie es un tipo sociable, si bien se me acercaba ha hablarme, eso podía ser parte de su naturaleza y ya. También pensé en el hecho de meterse en un curso que no era su tema y que además era el lunes a primera hora (que significaba levantarse muy temprano para asistir), pero siempre regresaba a la idea que debía ser más por estar en contacto con mi asesora que conmigo, ya que hacía lo mismo con otros cursos. Y luego, algo que me sacó de quicio totalmente, un día me mando una chequeada mal, una de esas escaneadas de pies a cabeza que suelen hacer los hombres. Bueno, finalmente eso no quiere decir nada, me decía a mi misma, eso solo quiere decir que no es maricón y punto.

Luego de un tiempo pensé que debía hacer algo para acercarme más a él. Mi asesora tiene un grupo en el facebook para anunciar cosas del curso. Ahí estaba Charlie, y un día se me ocurrió agregarlo a mi facebook. Primero pensé que no aceptaría, pero luego lo hizo. Luego pensé que eso tampoco significaba nada, y pero que ayudaría de alguna forma a estar mas cerca. Y en eso vino lo peor. 

Un día vino al curso y dijo, a mi asesora, que se iba. ¿Que se iba a donde?, pensé. Le habían dado una beca de cuatro meses en Chile y se iba dentro de tres. Eso me destruyó el cerebro. En mi ilusa cabeza había pensando que en lo que iba del curso podía trabajar más ese acercamiento y ahora venía Charlie a ponerle fin, en una fecha que no me imaginaba para nada. 
Ahí fue donde definitivamente tuve que sentarme y relajarme. Estaba volviendo ha hacer lo mismo que con Santiago, a obsesionarme por detalles ínfimos, a creer algo que no existía. Charlie no tenía planes conmigo, ni siquiera de un one night stand, ni siquiera de un maldito revolcón antes de irse a su puta beca de mierda. 

Nada, y eso era probablemente lo único que quería de él. Un simple momento de liberación, un orgasmo al paso. Y ni siquiera eso podía tener. 

Charlie se iba, se acortaban los días, las semanas pasaban y yo sólo seguía descubriendo que me gustaba más y más. Un día me tocó el brazo y me pasó una sensación de electricidad por todo el cuerpo. En serio. Era una cosa inaudita. No me sentía así en mucho tiempo y me estaba matando saber que no podía ni siquiera tenerlo por un rato, ni siquiera podría agarrármelo, mucho menos tirármelo. 

El día que se fue casi ni lo anunció. Simplemente me preguntó que pensaba hacer en estos meses. Dijo que iba a regresar a la universidad, de repente meterse en otro curso. Yo le dije, a secas, que no sabía que iba ha hacer, porque ya tenía que sustentar mi tesis y probablemente ya no regresaría a la universidad de nuevo. Así de tajante fui y me despedí de el con un beso (en la mejilla) y un hasta pronto, ojalá nos vemos de nuevo, cosas que la gente dice cuando se despide. 

A veces me acuerdo de Charlie y fantaseo que me lo encuentro en algún bar en una de mis incursiones barranquinas, que nos tomamos un trago, que no nos decimos nada significativo, pero de pronto ya sabemos que cosa quiere el uno del otro, que agarramos con furia y que terminamos tirando en su casa o en la mía, da igual, pero que es justo lo que queríamos, que tenemos eso, ese encuentro que no se sabe a donde va a llevarnos, pero que es la liberación, la que tanto ansío después de tanto sufrimiento desmedido, después de tanto andar y andar sin encontrar nada.

Es una lástima que cuatro meses sean tan largos y que la vida sea tan perra. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tambien puede interesarte