domingo, 20 de marzo de 2011

Lo bueno, lo malo, los feos

Actualmente trabajo en una obra, la construccion de un edificio de departamentos. Tomé el trabajo porque me parece interesante, me pagan bien y aprendo muchas cosas que me van a servir para tener otros trabajos, quizás con mas paga. Por lo general es bastante aburrido, aunque tiene sus puntos "álgidos", cuando hay una entrega importante de algún subcontratista. 
Mi chamba consiste en revisar que ningún subcontratista cague su trabajo ni cague el de los demás. No es mucha responsabilidad, pienso, porque si cometen un error corre por cuenta de ellos y lo único que tengo que hacer es informar. 
Me la paso recorriendo la obra, apuntando avances, mandando informes, haciendo metrados o resolviendo algun detalle que no se vio en los planos. 
Mi jefa directa es una amiga de la universidad que me llamó para el trabajo. Tuvimos nuestros malos momentos en un inicio pero luego se arregló la cosa mas o menos, aunque no estamos como antes, hemos llegado a un punto de extraño equilibrio. Luego están los ingenieros, Wilfredo y Guido, ambos totalmente aburridos y poco interesantes. Wilfredo esta llegando a los cuarenta y ya tiene 5 hijos y un divorcio. Es amable y correcto con los propietarios que vienen a preguntar y cuestionar sobre las cosas mas absurdas. Es el más pulido de todos y el que sabe tratar más con la gente. Guido es todo lo contrario. Si fuese por él, ni siquiera dejaría entrar a los propietarios o los mandaría a la mierda cada vez que está de mal humor. Es de un ignorancia insoportable, de la gente que repite lo que escucha sin meditarlo. 
Luego está los maestros de obra, técnicos y el del almacén, Jonás, que como es cuñado de Wilfredo siente que es parte del equipo de supervisión de obra. Yo trabaje en una obra antes que esta y el del almacén paraba ahí, y se dedicaba a entregar materiales y herramientas. Este no, se atribuye funcione que no debería tener y lo que más me jode es que cuestiona mis conocimientos del edificio. "¿Estás segura que ahí va porcelanato?" "No ah, yo creo que ahi sale mas metrado" y cosas de ese tipo. 
Los otros "maestritos" son amables y distantes, salvo uno de ellos, que debe tener mi edad, y que cada vez que me toca coordinar algo con él tiene más interés en averiguar sobre mi vida privada que otra cosa. "Y, ¿ya fuiste a la playa?" "Y, ¿que vas ha hacer el fin de semana?". Demás está decir que lo evado con monosílabos, pero insiste en tratarme de tú, cosa que me enerva. 

Supongo que debe ser cosa mía, pero compartir espacios con esta gente me deprime. Todo el tiempo que me mantuve estudiando y sacando la tesis de grado pensé que mi primer trabajo de tiempo completo iba a ser el lugar donde crecería profesionalmente pero también tendría un ambiente de trabajo agradable y quizás, conocería a alguien interesante. 

No tengo que explicar que cada vez que veo a cualquiera de esos tres me da un poco de cólera, algo de rabia, una desazón, infortunio, melancolía, depresión. 
Sueño con estar en una oficina y conocer algún arquitecto como yo, alguien unos años mayor, con quien pasarla bien, salir los fines de semana. Y cuando miro a mi alrededor es como si sintiera que mis sueños se van por la cañería. 
Y pienso, ¿así serán todos lo trabajos? ¿Llenos de viejos y feos y sin prospectos? 

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